lunes, octubre 23, 2006

El Tema Con Los Colectivos


El proletariado se ve obligado a depender de este servicio. Y si, no hay opción, o morir apretado en el subte o morir apretado en el colectivo. Morir en bondi es mi desición porque puedo mirar el afuera y que el mundo aprecie como poco a poco voy perdiendo la vida.
Subo y rezo porque ninguna de mis monedas de 10 centavos sea falsa. Luego de sacar mi boleto me dirijo hacia atrás, lo más atrás posible, así evito ponerme nerviosa. Siempre siento que me miran la nuca, y no me gusta que me miren la nuca.
Mi recorrido se divide en tres partes: de mi partida hasta la av. Santa Fe, de ahí hasta cuando llega a Córdoba y después hasta que llego a Av de Mayo.
La primer parte del tramo dura alrededor de 12 minutos. La segunda, 17 minutos. La última 5 minutos. Estamos hablando de un viaje de 34 minutos, sin contar si alguna calle está cortada o hubo algún muerto, etc.
Dentro del bondi se pueden encontrar diferentes personalidades: la oficinista que mira todo el tiempo la hora sabiendo que llega tarde; el abogado con el diario "La Nación" abajo del brazo que no viaja en auto porque después no tiene donde estacionar; el famoso "che pibe" cadete que no quere saber más nada con caminar bajo el rayo del sol en la 9 de Julio; las señoras mayores a principio de mes que van a las 10 de la mañana a cobrar sus generosos sueldos; las mujeres mayores de 40 que llevan su maletín Louis Vuitton con análisis sobre su perdida de estrógenos y su cercanía a la menopausia: los que leemos libros mientras viajamos haciéndole creer al resto que somos inteligentes cuando en realidad no lo somos; la señora con el bebé molesto que no para de llorar en todo el maldito viaje; y así por el resto de la eternidad podría seguir.
En el viaje, todas estas personalidades se interrelacionan. Voy a dar un ejemplo con un episodio que me pasó el viernes: Estaba parada frente a uno de los asientos individuales envidiándole el lugar a una oficinista mira-hora cuando una de las señoras jubiladas decide bajarse rumbo a Anses. Como la señora estaba posicionada atrás de todo, le pidió al "che, pibe" que se corriera para pasar. Como estabamos todos prácticamente hechos amebas de lo pegados que estabamos el chico le respondío de manera agresiva: ¿Dónde quiere que me corra doña si no hay un puto lugar?- Desubicado, maleducado- le dijo la jubilada. Entonces se creó un clima tenso, el "che, pibe" discutiendo con la jubilada; mientras la mujer de 40 miraba sus análisis faltos en hormonas dentro de su maletín Louis Vuitton (que de hecho, se lo envidio mucho) la secretaria mira-hora se levantaba desesperada porque no quería pasarse de parada; sin contar el abogado que gracias a los estrambóticos movimientos de la secretaria arrugó todo su diario "La Nación" y el bebé que no paraba de llorar, colapsé. Me senté en el lugar de la secretaria y me cagué en todas las malditas viejas del PAMI que no tenían asiento y me dispuse a leer a Kinski.
De todas formas, todas las mañanas es una historia nueva, y sinceramente, no tengo ganas de perdermele.....

1 comentario:

Peces muertos peces vivos dijo...

jajajjaajj, que hija de puta sos, lo mejor son las de 40 y con los estrógenos al muere, me parece que deben ser mas cerca de los 50 esas minas, y que los Vitton deben ser imitación, no sé.
me gusta mucho el relato, jajaja, me cago derisa y me cago en el abogado oficinista con el Diario La Nación, puajjjjjjjj!!!!!!, que asco, es tal cuál, que buena observadora sos.
y a ver cuando te lenatás a un chongueterio en el bondi!!!!! no me dijas que no te surgió aún la fantasía!!!.
te adoro, Tuly.