domingo, enero 06, 2008

Las Cosas Que Produce El Mar


Estaba en el lugar donde las dudas se esfuman, un lugar desconocido para el artista común si es que existen los lugares comunes para los artistas. La solución era ver las cosas con más simpleza de las que el humano le aplica a una situación tipo.
Era un placebo. La solución a todo parecía estar en una inhalación. Lo está.
Me confundo entre la transparencia y lo opaco de las palabras. Es como la gran ensalada rusa que hace mi tía para Año Nuevo. Y el cambio de año no me provoca hacer un balance, me aburren los balances. Sino sería estadista. En realidad, a veces no se lo que soy. Me confundo otra vez. Se que tengo ambiciones que no van acorde con mis espectativas. Es como que la adolescencia es un conjunto de ambiciones, quilombo, hormonas y una música indecifrable que sólo uno la entiende y la traduce a un grito sordo. Y en el paso a la madurez, en la caminata de dejar los diescinueve hacia los veinte me replanteo el presente como presente y el futuro como algo terriblemente aterrador donde las respuestas son un gran "no tengo ni la más puta idea".
Llego al punto inexacto. Me paro en mis pies con arena mojada, pero no me hundo. Soy un suspiro en el agua, no llego ni a crear las olas. Me gusta flamear en el agua sin saber lo que pasará. Camino el el sutil límite entre la bruma y la ola y lo sensacional es tener vértigo, es sentirme viva. Me convierto en un pez y respiro agua. Nado como si la corriente no existiera, no hay redes. Me topo con las sirenas más hermosas del océano y las recorro. Su cola está repleta de escamas brillantes, son suaves y tersas. Una belleza que hace brillar el fondo del mar.
Sentirse libre es respirar sin limitaciones. Camino sobre el mar como un humano sin peso. Ahora soy.
Y despierto en la flama del deseo más puro. Y me encuentro albergada en los brazos de alguien que me cura las heridas, me da calor y se asemeja a Dios. Él prefiere que le diga Matias.
En esos momentos, no necesito nada más, es la eterna bocanada.
Soy. No hay puntos de exactitud, no hay margen de error. Es la mano que me saca del pantano más oscuro. Es la estrella en la oscuridad. Mi eterna bocanada.