viernes, agosto 24, 2007

Palabras Viscerales

Es difícil, es algo no sé, complicado. Paralizador es mirarte y automáticamente quererte tanto que duele respirar. La posibilidad de hacerme sentir como es eso de la companía, del ser y estar. Y es real. No sabemos nada. Y si pensar en que pensás, y si sentir riesgos, y si ser sòlo una más, y las dudas, los miedos, si los miedos que me paralizan. Si esto sólo me sucede queriéndote no concibo, no me imagino, no me explico cómo será amarte.
Y quiero saber si todo esto es mentira, es un engaño más. Me niego a creer que esto es verdad, que esto sucede, que no estoy soñando. Ahi donde la hostilidad es, donde en lo profundo de mi ser todo espera a ser mentira, espera a ser el trasfondo de una desilusión que me dejaría quebrada una vez más.
Los vestigios de algo que no fue, retazos de un cielo azul sin construir, y una vez más los pedazos de un sueño real que quiso ser y no fue, o será, o quedará sólo en la memoria como algo que existió, aunque sea por un par de horas...
Y hablamos de miedo, hablamos de integridad, de honestidad en palabras y hechos. En promesas, hacer y decir. Confianza, Fe. Eso nos cuesta a los dos. Eso nos resta, nos suma, nos hace y deshace. Y proyectás, querés. Y yo quiero de todo eso de que me proveés y todavía más. Pasó el tiempo y creía que el vacio era un lugar normal, ahora te respiro en los pasos que doy. Sos una huida hermosa. Empezás a ser mi paraíso y me das miedo.
Éstas son mis palabras más viscerales.

jueves, agosto 02, 2007

De Autores, Dolores y Amor

Esa costumbre absurda de hablar del amor. Teníamos mucho que perder y algo con poco alcance, por ahí ni valía la pena el esfuerzo. Lloraba más de lo meramente necesario, y de manera imprecisa aconsejaba sin saber que hacer con su vida.
Yo por mi parte decidí dejar de respirar mientras dibujaba flores. Era mi forma de no conmoverme con su olor creado con mi incansable imaginación.
Sus manos eran papiros, temí rompelas, temí hacerles daño. Su cuerpo era terciopelo y rozarlo erizaba toda mi piel. Me habló de Dostoievski y repetía que "Después de un fracaso, los planes mejor elaborados parecen absurdos".
A su lado tuve miedo de vivir. A su lado tuve miedo de verlo morir. Aunque de lo único que no tuve miedo fue a absorver todo lo que el producía. Fui su bastón, su brazo, su alma, su fe.
Hablamos de fidelidad, de penas y desamores. Miramos llover un domingo, pisamos la hojarasca del otoño y vimos llegar el invierno con las piernas entrecruzadas. Todavía lo siento en mi piel. Entiendo de esa fidelidad y del terrible dolor que implica ser feliz.
"Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo." Napoleón- Le dije. Me miró desconcertado. En cierta forma descubrí su plan, él lo planeó. Aunque con una sonrisa me dijo - Bien sé que las mujeres aman, por lo regular, a quienes lo merecen menos. Es que las mujeres prefieren hacer limosnas a dar premios. Benavente-
De lo único que podría culparlo es que intentó cambiar el mundo. De su muerte, bueno. Nunca le gustó la sangre. Tuvo un suicidio con más clase.
La obstinación es la potencia de la impotencia, la tenacidad de la debilidad, la fuerza de la blandura. Hugo Reichenbach.
Y si de eso hablaramos, a mi padre le sobró obstinación....