Citados En Un Jardín

Todo había comenzado a principios de la primavera. Ella se atrevía a soñar más allá de lo que el intelecto común le permitía. Se daba el gusto de sentir que algún hombre la podía amar. Llegó. Finalmente pasó. Le hablaron. Se sintió feliz.
La invitaron a salir y se puso todo lo más fino que tenía. Una blusa con pinzas blanca, una pollera tablada negra que nacía en su cintura y terminaba en sus pantorrillas. Su cartera era de terciopelo negro con un moño en el costado derecho y una cadena dorada de la cual se sostenía. Sus zapatos eran de charol; brillaban tanto que sus bragas de reflajaban en ellos. Se los sacó y se puso unas sandalias de gamuza. Su bijouterie era tan, pero tan patética. Dorada y plateada. Ambos colores. Nefasto.
La fue a buscar pero algo raro sucedía. Desde que la vió no paró de escupir. escupía una y otra vez. Parecía un guanaco.
El se detuvo, parecía el gran momento, la iban a besar. Después de tanto sufimiento, de tanto dolor, de aborrecer tanto los hombres había llegado el momento.
Sus bocas se acercaban cada vez más y más...........
Ella vomitó encima de él. Sus nervios eran tan grandes que no pudo soportarlo, y todo lo que había comido al mediodia, todo, hasta las sardinas en escabeche......
Fue la última noche que se la vio fuera de su casa.
Ahora se la ve en el jardín de su casa, sentada sobre el pene de su último hombre. Los vecinos decían que lo había matado en pleno coito, y lo enterró en su jardín, erecto. Dicen que cada vez que se sienta en su "novio turco" llora y le cuenta su desgracia una y otra vez.
Su jardín se fue poniendo azul, como el color de su vómito, aquella noche de primavera....