jueves, abril 16, 2009

Escapada Al Paraíso

Había polvo en el aire, afuera hacía calor y el sol invadía las ventanas.
Estaba sola, por lo menos sin nadie que la mirara, haciendo sus cosas, controlando su vida. Pensaba en su casa, en su mascota, en lo que debía comprar para cocinar. En el medio de toda su ocupación se la veia especial, con el destello que hacía tiempo no tenía. Casi como una premonición de lo que sucedería.
Bella, enterrada en sus cabellos, ladeaba su cabeza con preocupación hasta que ocurrió lo fatal.
Mirando hacia el frente lejano, en el fondo del lugar estaba Él. El sol lo iluminaba de tal forma que ella apreció su aura, como si él mismo irradiara esa luz.
Quedó plenamente cautivada, dejando todos sus pensamientos de lado, eran solo él y ella.
Como por un deseo interno él la miró. La tensión era estrepitosa. Sus miradas mutuas se aferraron de manera que, caminaron atravesando el lugar sin parpadear. Esquivaron obstáculos hasta encontrarse uno frente a otro.
No hablaban, sólo se miraban tratando de eternizar ese momento tan mágico. Levantaron sus manos y apoyaron palma contra palma, como si todo hubiese estado pautado, con suma perfección. Al tocarse, el exterior desapareció. Se transportaron a otro mundo, a otro lugar donde no habia problemas ni dolores, sólo ellos y sus manos.
Durante esos instantes se miraron tan intensamente que ya no había lugares desconocidos.
Un sonido los trajo a la realidad. El sonido de la calle. Nunca más inoportuno. Ella sacó su mano, miró a su alrededor y volvió a su silla, a sus pensamientos. Y él a su vida, sus dolores y sus infiernos.

1 comentario:

Peces muertos peces vivos dijo...

que bueno que vovliste a escribir...yo estoy intentandolo