martes, julio 31, 2007

Una Señora

La Señora está sentada tomando un café puro. Está extremadamente vulnerable, y hasta en cierto punto irritable. Su vida, su alma era un pesar. Fue feliz alguna vez, cuando se casó.
Se crió en la Ciudad y eso la hacía sentir superior, la hacia olvidado de cuán inferior era. Su infancia no fue buena, siempre marginada por su poca humildad y su desprecio hacia lo sencillo, lo simple.
Con los años encontró a un hombre que la soportaba. Un bancario. A principio le cumplía todos sus caprichos, le cocinaba porque ella tenía panico a las hornallas, la llevó a vivir a una linda casa llena de gatos sucios a quien ella debía limpiar. Pero su felicidad no duró mucho. A su marido lo despidieron del banco y se dio por la bebida. Sus gatos se apoderaron la casa y la rompieron. Su cocina se convirtió en cuna de mugre, salían a borbotones cucarachas y ratas que habían formado su propia comunidad. Tenían una rata líder que le comía los pies a su marido. Lo fueron devorando hasta llegar a sus huesos.
Se había quedado sola, como siempre. Alimentándose de su marido, de sus víceras. Fuera de su casa hablaba fluido sobre artes con superioridad, agria y sin paladar.
Todos los días toma su café puro pensando que todavía no ha pasado lo mejor. Sólo espera. Esperará siempre.

1 comentario:

Peces muertos peces vivos dijo...

peluca, usa peluca, no te olvides de eso, porque con el tiempo y el sufrimiento quedó pelada.
como yo...
me encantó el texto, genial.
Pobre el marido! pobre la rata lider!!!!
te quiero mucho flor de cabeza!!!!